misteriosa muerte en una comisaría de zárate
“Suicidado” en la seccional
Juan Manuel Bordenave, un joven de 28 años, apareció muerto en un calabozo. Estaba golpeado. Hay cuatro policías desplazados
Apareció muerto en una celda de la comisaría 1ª de Zárate, donde estaba prohibido por la Justicia alojar detenidos por las condiciones en las que se encontraba.
Juan Manuel Bordenave, de 28 años, hijo del segundo jefe de Bomberos Voluntarios, fue demorado por averiguación de antecedentes el sábado 7 de junio, a las 12.30.
Cerca de las 17 lo encontraron ahorcado con el borde de una frazada anudado en su cuello y atado a la reja de una celda que estaba clausurada y se usaba como depósito. Tenía el rostro golpeado y junto a él había un ciclomotor.Los cuatro policías fueron pasados a disponibilidad. El fiscal de Zárate, Martín Zocca, abrió una causa por “averiguación de causales de muerte”.
“La autopsia determinó que murió por asfixia y no por los golpes que tenía. Estamos tratando de determinar si esas lesiones las tenía o no al ser demorado.
Por ahora no descartamos ninguna hipótesis, estamos investigando”, sostuvo Zocca, quien está trabajando con personal de Gendarmería y realizó la pericia del cuerpo de la víctima en la Morgue Judicial de Lomas de Zamora.
Manuel fue demorado por un llamado al 911 desde una parrilla por supuestos disturbios. Como estaba sin su documento, la policía lo subió al patrullero en la zona del Parque Industrial para averiguar sus antecedentes.
La noche anterior habría tenido una pelea. Antes de llevarlo a la comisaría, la policía lo llevó al hospital. Según su familia, allí consta: “Sin lesiones”.
“No estaba deprimido. Era un chico muy fuerte. Manuel estaba enojado con un amigo suyo que hace un año se había suicidado porque había tomado esa decisión. Mi hijo jamás tomaría esa determinación”, dice el papá, Juan Bordenave a Crítica de la Argentina.
Manuel trabajaba en la carpintería con su padre. Había aprendido de él el oficio. Sus padres estaban separados, y el joven vivía con su mamá y sus abuelos.
“Yo lo pasaba a buscar todos los días, a las 8, y nos íbamos para el local hasta la noche. Era mi mano derecha. Teníamos muchos proyectos”, dice el papá, que vio por última vez a su hijo el viernes a la tarde. Manuel estaba como todos los días. A la noche se comunicó con sus hermanos para saber si su papá había encontrado el teléfono que había perdido. “No estaba triste. No tenía ningún problema grave. Él me lo hubiera dicho. Esa tarde estaba como cualquier otra”, recuerda su papá con la mirada perdida.
Manuel tiene hermanos de 20, 19, 17 y 12 años. “Era el ídolo de ellos. Se llevaban muy bien. Pero mi hijo era el preferido de su abuela Élida, de 82 años. Se adoraban”, dice Bordenave que es bombero voluntario desde hace 24 años. “Siempre estuve cerca del dolor por mi trabajo, ahora me toca a mí”, sostiene el padre, abrazado a una de sus hijas. Manuel había entrado a la escuela de cadetes, pero como su padre era jefe ahí prefirió dejar. No quería que la gente pensara que él tenía privilegios.No le gustaba el fútbol. Su gran pasión era la música y escuchaba rock todo el tiempo. Los fines de semana iba a visitar a sus amigos a la ciudad de Buenos Aires y a ver recitales. Le gustaba mucho viajar. “Tenía muchos amigos acá, en Capital, en Brasil y en el Sur”, relata el padre.
Manuel no estaba deprimido. Jamás había tenido un intento de suicidio o depresiones fuertes. Y su padre se pregunta qué hacía su hijo en un calabozo clausurado por las condiciones infrahumanas y sin ningún personal a cargo de su cuidado.
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Esta nota esta en Critica de la Argentina, el diario de Jorge Lanata.
Creo que es importante leer este articulo, especialmente, porque empieza a abrir un camino y a plantear lo que se va a hacer en adelante.
Les pido a todos que esten atentos.
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